Ha pasado casi un año desde que el miedo comenzó a controlar nuestras mentes y pensamientos. Algunos la combaten y se niegan a cooperar, otros consumen noticias, escenarios y desastres: la pandemia, la situación económica y los recuerdos. Parece que sólo hay dos maneras opuestas de ver la situación. Pero ambos lados temen el futuro. Y el miedo es una forma de amor. Tememos por nuestras vidas y las vidas de nuestros seres queridos, tememos por nuestra libertad y tememos el contacto. ¡No hay miedo sin amor!

 Nosotros, como parte del colectivo gay, nos enfrentamos a algo similar no hace mucho tiempo. Estábamos en la primera línea de otra pandemia que muchos en la sociedad occidental sentían que no era de su incumbencia. Me gustaría hablar de algunas de las reacciones a la crisis del SIDA. La primera fue que todos los que luchaban contra el sistema (los farmacéuticos y los políticos) reconocieron la enfermedad y respondieron con actividades de divulgación, financiación, educación e investigación, pasando del miedo a la ira/amor. Al mismo tiempo, estas mismas personas también buscaban nuevas formas creativas de relacionarse, de encontrar la intimidad, y el movimiento neotantra crecía, para explorar y buscar formas de amar sin miedo. Para pasar del miedo al amor. En esta crisis no estamos solos, no estamos segregados, y tenemos experiencia en amar sin ignorar el miedo. Para conectar con los demás y cuidarnos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Tenemos mucho que enseñar.

El miedo es un problema cuando no podemos respirar, cuando nos congelamos, nos escondemos y atacamos. Sin embargo, también puede ser una oportunidad si actuamos con amor y buscamos formas creativas de seguir viviendo, no luchando contra el miedo de los demás, sino dándole un giro, una sonrisa.

Imagina un taller donde la habitación está separada por una manta de lana. Te acuestas con la cara a un lado de la manta y el resto del cuerpo al otro.

Por un lado te hacen un masaje frontal y genital (sin saber de quién), y por otro lado alguien te estimula la cabeza a través de varios sentidos: sonido, vista, olfato. Es íntimo y divertido, y tomando algunas precauciones podría incluso ser seguro con respecto al virus.

Puede suceder… sucedió en el Summer Evolution de 2020. El amor es la respuesta.

Celebremos la vida.

Feliz Año Nuevo,

Moxe