Tenemos esta tensión entre querer vivir solos, que las cosas salgan como nosotros queremos y al mismo tiempo necesitar formar parte de una comunidad, compartir y ser parte de algo más grande. Entendiendo que en el mundo actual, cada vez es más difícil vivir solo.


Una y otra vez nos vemos perjudicados por este animal llamado el ser humano.


Así, desarrollamos tecnología que nos permitirá no hacer preguntas en la calle, en la escuela, máquinas que nos ayudarán a escribir, estudiar, trabajar, incluso podemos chatear con máquinas/esclavos. Vivimos en un sistema social que valora el yo. Prácticas curativas que ponen al yo en el centro y culpando al yo cuando las cosas van mal. No solo eso, el liberalismo y la espiritualidad se unieron, adoptando prácticas asiáticas, la psicología y el mercado para crear una espiritualidad que su crecimiento depende solo de ti.
Pero luego queremos tener Intimidad y Sexo.


Después de la explosión de la sexualidad positiva, la revolución del sexo y la invención de la píldora, estamos experimentando los contragolpes, uno tras otro. La trampa de la droga, la trampa de la banalidad, la trampa del porno, la trampa de la enfermedad, la trampa de la presión social, la trampa del género, la trampa del consentimiento… Todas ellas son cuestiones reales que hacen de la sexualidad un tema socialmente complicado. Muchos decidieron/ se dieron cuenta/ confirmaron consigo mismos vivir sin, no tener sexo en absoluto, como cualquier otra orientación sexual o como una práctica temporal.
Quiero hablar del sexo como un microcosmos de una relación, no un encuentro casual con alguien en la calle o con un amigo lejano, sino una comunicación con alguien que puede tocarte y darte placer/dolor, juego/control, sensaciones intensas.


El sexo es negociación— puedes empezar negociando todo antes de empezar, puedes ser capaz de negociar mientras tanto. Pero en todos los casos no obtienes todo lo que quieres, al ritmo de tiempo que quieres, ni la mejor calidad. Más que eso, se traspasan fronteras, se produce algún tipo de malestar, a veces incluso una sensación de abuso.


Siempre pongo el ejemplo de una mala mamada. Recibes una de esas en una habitación oscura y en 3 segundos te subes los pantalones y te marchas. Pero si esta persona está en tu cama, si habéis tomado una juntos, probablemente esperarás un minuto, luego harás una señal no verbal, una voz extraña o le tocarás la cabeza, el hombro, después pasarás a la comunicación verbal, algo como “sin dientes, por favor” / “demasiado suave”/ “¡más suave!, por favor”. Y si no funciona, con un poco de culpa, lo paras. También nos sentimos a veces obligados a follar/chupar/lamer/besar. Todo lo que en nuestros círculos significa ser un buen polvo.


Entonces, ¿todo es abuso/ transgresión de tus límites/ no respetándose lo suficiente/ siendo débil. Tal vez el sexo tampoco es ponerte a ti y a tus necesidades siempre en el centro. ¿Qué tal encontrar el término medio. ¿Es siempre malo ceder y no escuchar a tu cuerpo? ¿Realmente puedes saberlo de antemano? ¿Si él está realmente excitado y tú apenas lo estás? ¿Y si los dos queréis ser pasivos?
Como en todas las negociaciones, ser creativo es muy útil, ¡pero no todos lo somos! Como en todas las negociaciones, no siempre se logra un entendimiento mutuo, no hay garantías de que esto vaya a ser divertido, totalmente consensuado y placentero todo el tiempo.


Con algunos podemos fluir fácilmente sin mediar palabra y con otros es como si habláramos idiomas diferentes.


Cuanto mejor conozcas tus límites, conectes con tu cuerpo y abras tu corazón, mejor será la comunicación. No es una promesa, pero te ayudará a no caer en las muchas trampas que crean miedo, victimismo y huida.


El sexo, como las relaciones, está lleno de pequeñas negociaciones, y eso lleva dentro falta de comunicación, dificultad para escuchar o para aceptar los límites de los demás.
Si queremos seguir creando una sociedad que se comunique, discuta y reflexione, que no caiga en el paradigma de que “el individuo es lo más importante”, “mi experiencia es más válida que la tuya”, etiquetando y mapeando el comportamiento humano como bueno o malo sin tener en cuenta el contexto. Esto, como en la esfera política, nos lleva a la desintegración y la polarización. Descubrir juntos siempre es mejor que huir a nuestro pequeño espacio “seguro”.


EL SEXO COMO LA VIDA es RELACIONAL